miércoles, 20 de enero de 2016

PUEBLOS Y COFRADÍAS EN LA ANTIGUA DOCTRINA DE TICLLOS (SIGLO XVII)

Erik Gabriel Bustamante-Tupayachi
Fuente: San Pedro de Ticllos (Bolognesi-Ancash).

"El Perú es un país multicultural", una frase muy conocida y que se presenta como uno de los rasgos relevantes que nos diferencia de otras realidades. Una de las manifestaciones que describen esta característica son las fiestas patronales.


Las festividades se organizan por la existencia de hermandades o cofradías. En estas instituciones se eligen a los mayordomos (según el estatus social) para que organicen la mayor festividad del pueblo. El origen de estas tradiciones se remontan hasta la llegada de los españoles a las tierras del Imperio incaico. La historia es conocido por todos, los españoles se aliaron con otros grupos étnicos subordinados al Imperio, y derrocaron al Inca.

Acto seguido, se construyó una nueva sociedad compuesta por dos tradiciones muy marcadas y diferenciadas: la religión católica y las religiones andinas. A pesar que la primera subyugaba e, incluso, sancionaba la existencia de las otras; juntas moldearon el modus vivendi de las nuevas poblaciones en el llamado Virreinato del Perú.

La "República de Españoles" y la "República de Indios" eran los cuerpos sociales que segmentaban y diferenciaban a los españoles e indios. Cada uno debía estar regulado por sus propias autoridades y leyes. Sin embargo, en la práctica se rompían estas fronteras por integrantes de ambos lados. Por parte de los españoles que buscaban fuerza de trabajo indígena para sus negocios; mientras que los indios migraban a las ciudades o haciendas para escapar de las mitas o represiones de las autoridades españolas (corregidor y cura doctrinero).

Las poblaciones de indios que se mantenían en sus reducciones o pueblos recientemente fundados, buscaron los medios necesarios para hacer frente a la codicia y presión de hacendados, obrajeros, dueños de minas, corregidores y doctrineros. Así, la cofradía era la institución por la cual las comunidades alcanzarían sus metas: resguardar sus aminorados bienes y lograr una directa administración y uso de ellos. La vía más utilizada para ello fueron las donaciones que hacían los indios nobles quienes "transferían" los bienes comunales (conservados en las cajas de comunidad) para convertirse en bienes de la advocación religiosa elegida (Zuloaga 2003: 94).

Entonces, a pesar que las cofradías eran instituciones religiosas con el propósito de adoctrinar a los indios mediante la veneración y cuidado de una imagen religiosa -por ejemplo el cristo, la virgen o los santos y santas-; éstas tenían funciones extra-religiosas útiles para la subsistencia de un modo de vida comunal que va desde la administración de los bienes, la elección de autoridades y hasta la conservación de algunas prácticas autóctonas con cargas religiosas y políticas (Celestino y Meyers 1981; Bustamante-Tupayachi 2013: 64-66).

Estos casos también se replicaron en varios pueblos del corregimiento de Cajatambo y, con particular interés, las cofradías que se fundaron en la doctrina de San Pedro de Ticllos.

LA DOCTRINA DE SAN PEDRO DE TICLLOS


Si nos remontamos años atrás hasta llegar al "oscuro" siglo XVII a través de largas hojas de documentos conservados en el Archivo Arzobispal de Lima (en adelante AAL), encontraremos al corregimiento de Cajatambo compuesto por cinco repartimientos de indios (Andajes, Ámbar, Cajatambo, Lampas y Ocros). Y a su vez, dentro del repartimiento de Lampas, ubicamos a la doctrina de San Pedro de Ticllos. (Ver Mapa N° 01).

Ticllos fue una importante reducción que integró en su jurisdicción -además de la cabecera de doctrina de su mismo nombre- a los pueblos anexos de San Miguel de Corpanqui, San Cristóbal de Roca, Santa María Magdalena de Canis, San Agustín de Cusi, San Francisco de Cajamarquilla, San Luis de Matara, San Cristóbal de Rajan y Llaclla. (AAL. Capítulos. Leg. 24, exp. 4, 1688).

Mapa N° 01
Provincia de Cajatambo, siglo XIX
Fuente: Paz Soldán (1865: XV).

Para el sistema colonial, las "reducciones de indios" eran importantes porque alcanzaban los siguientes objetivos:

"[…] la concentración de la población nativa para facilitar la recaudación del tributo, permitir los repartimientos de mercaderías que hacían los corregidores sin control alguno, para que los doctrineros y sacerdotes indígenas pidieran los diezmos y primicias y, particularmente, para disponer de abundante mano de obra y dar mejor cumplimiento a la mita en las minas y en los obrajes, en las sementeras y guarda de ganados, en los tambos y caminos, en las obras públicas y en la edificación de ciudades, etc. Por otra parte, facilitar el doctrinamiento y evangelización de los indios." (Málaga Medina 1975: 9).

En resumen, la necesidad de fundar nuevos pueblos de indios fue la concentración de aquellos para cobrarles sus tributos y designarlos a distintas mitas (mineras, por ejemplo), además de facilitar su adoctrinamiento a la religión católica. Queda claro que estas campañas fue un medio para que las comunidades ingresen al mercado colonial mediante su fuerza de trabajo y sus recursos naturales.

Los pueblos que conforman la doctrina de Ticllos están ubicados en distintas altitudes geográficas permitiendo una variada producción agrícola y una tranquila actividad pastoril. Rescatamos la impresión de Antonio Raimondi sobre estos lugares, quien dijo: Cálido en los hermosos llanos de Llaclla y Canis; frío, en los pueblos de Ticllos, Roque y Corpanqui (que por lo general es muy benigno); y templado, en los pueblos de Cajamarquilla y Rajan (2006: 270).

Esta característica geográfica fue importante para las comunidades porque obtenían cebada y trigo en los climas fríos; maíz y alfalfa en los climas templados; y muchos frutos como las lúcumas, pacayes, chirimoyas, etc., en las zonas cálidas. Que juntamente con la crianza de ganados vacuno y ovejuno, tenían un abanico de bienes comerciables como la leche, los quesos, la carne, el charqui y la mantequilla.

En la actualidad, la doctrina de Ticllos -a lo largo de su historia- se desmembró para formar pueblos y distritos en diferentes jurisdicciones departamentales e incluso regionales (Lima y Ancash, por ejemplo). De este modo, Ticllos es uno de los distritos de la provincia de Bolognesi (departamento de Ancash). Cuya capital es el pueblo de su mismo nombre, y se encuentra a 3655 msnm (Zubieta 2003: 20-23). Y está compuesto por 25 pueblos: Ascacorral, Ashau, Cachir, Cala, Cayar, Cóndor, Curcuy, Huachac, Huantuy, Huecog, Huiscapata, Humarin, Lampas, Muyacuta, Puzgog, Quichua, Rancon, Roca, Santo Domingo Savio, Saucan, Shinuac, Ticllos, Tumay y Upa (Upapampa).


LA FUNDACIÓN DE COFRADÍAS


Como dijimos anteriormente, la fundación de cofradías era una de las tantas respuestas de las comunidades de indios ante la presión de las autoridades coloniales para usufructuar sus excedentes económicos. (Ver Bustamante-Tupayachi 2013).

Los pasos regulares para fundar una cofradía iniciaba con la petición de los indios, acompañadas con las respectivas constituciones, dirigidas al Arzobispo de Lima de manera directa -es decir, a través de un viaje del pueblo de origen a la ciudad de los Reyes- o indirectamente con la llegada del visitador general a sus pueblos, que era la opción más económica y generalizada. En el Arzobispado tenían que evaluar los criterios necesarios para aprobar la fundación de la cofradía solicitada. El proceso demoraba de 2 a 3 años, y finalizaba con la licencia firmada por el arzobispo.

En toda la doctrina de Ticllos se fundaron hasta el año de 1681 un total de 18 cofradías. Pero, hasta el momento, tenemos registrado la existencia de cinco cofradías fundadas en tres pueblos. (Ver Tabla N° 01).


Las cofradías fundadas en los pueblos de la doctrina de Ticllos fueron importantes porque su estructura y regulación moldearon la organización indígena. Es decir, las actividades recurrentes en estas instituciones como las fiestas religiosas, misas, vísperas, procesiones y sermones, asimismo los insumos y objetos necesarios para su realización, exigían a sus integrantes (cofrades) el empleo de otras actividades de índole económica para la sostenibilidad de la cofradía. De esta manera, los cofrades obtenían ingresos de pesos por la venta de productos agropecuarios, el cobro de entrada de nuevos hermanos y de limosnas, y las donaciones.

Entre las cofradías habían diferencias según su composición social, la devoción religiosa y los ingresos económicos. De ellos sobresalían aquellas que tenían una fuerte presencia en el pueblo de origen hasta llegar a otros pueblos vecinos. Un ejemplo que puede darnos una idea de lo expresado es la fiesta de Santa Rosa en el pueblo de Chiquián, donde los pobladores de diversos pueblos cercanos como Roca, Ticllos, Corpanqui, Huasta, Raquia, Ocros, entre otros, llegan para participar en sus celebraciones.

A MODO DE COLOFÓN


Las cofradías son importantes porque fueron espacios donde convivieron dos tradiciones (la autóctona y la extranjera) que moldearon el modus vivendi de los pueblos del Perú. Su existencia lo encontramos en la realización de una fiesta patronal. Aunque las devociones coloniales, en su mayoría fueron relegadas, otras siguen en ardua vigencia.

REFERENCIAS CITADAS


Fuentes primarias:

Archivo Arzobispal de Lima (1688). Capítulos. Leg. 24, exp. 4.
Archivo del Obispado de Huacho. Cofradías.

Fuentes secundarias:

BUSTAMANTE-TUPAYACHI, E. G. (2013). “Bernardo de Noboa y la fundación de cofradías en la doctrina de Ticllos (Cajatambo), 1653-1656”, Historia y Región, Año I, (1): 61-76.

----------------- (2015). “Economía y organización de las cofradías de indios en la doctrina de Ticllos (Cajatambo colonial, 1646-1709)”. En Cofradías en Perú y otros ámbitos del Mundo Hispánico (siglos XVI-XIX). [En prensa].

CELESTINO, O. y MEYERS, A. (1981). Las Cofradías en el Perú: Región central. Frankfurt/Main: Vervuert.

MÁLAGA MEDINA, A. (1975). Las reducciones en el virreinato del Perú (1532-1580), Revista de Historia de América (80): 9-42. [Consultado el 18-05-2011 en: <http://www.jstor.org/stable/20139179>].

PAZ SOLDÁN, M. F. (1865). Atlas Geográfico del Perú. París: Imprenta de Ad. Lainé y J. Havard.

RAIMONDI, A. (2006). El departamento de Ancash. Colección de Estudios Geológicos y Mineros para la obra “El Perú”, vol. II. Compilación e introducción de Luis Felipe Villacorta Ostolaza. Lima: Fondo Editorial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos / Compañía Minera Antamina / Asociación Educacional Antonio Raimondi.

ZUBIETA NÚÑEZ, F. (2003). Por la ruta del Huayhuash. Los recursos turísticos de la provincia de Bolognesi. Huacho: Gráfica imagen.


ZULUAGA, M. (2003). Las reducciones: transformación del territorio y vida social en los Andes, en Oliart, P. (Ed.). Territorio, Cultura e Historia: Materiales para la renovación de la enseñanza sobre la sociedad peruana (pp. 87-94). Lima: Instituto de Estudios Peruanos / Proeduca GTZ-PROMPERÚ.

Web-grafía:

Iglesia de Ticllos. San Pedro de Ticllos (Bolognesi-Ancash). https://www.facebook.com/ticllos



Sobre el autor:

Erik Gabriel Bustamante-Tupayachi, historiador formado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Sus líneas de investigación se centran en el estudio de las cofradías de indios en la sociedad colonial. E-mail: shionhistory@hotmail.com

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